Harina: cereales o legumbres, ¿qué elegir para tus recetas?

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Seguramente alguna vez te has preguntado qué harina elegir en la cocina, ¿verdad? Trigo, alforfón, garbanzos… A veces uno se pierde un poco, y yo el primero, lo admito. Sin embargo, cada harina tiene su pequeña historia y su personalidad en la receta. Te voy a contar un poco cómo lo manejo en casa, a menudo a tientas.

Hay días en los que uso harina de trigo porque es simple, accesible y versátil. A veces me lanzo a la aventura con harinas de legumbres, especialmente para aportar un toque extra en sabor y nutrición. Cambia todo, sobre todo cuando quieres aumentar las proteínas sin complicarte la vida.

Te propongo desglosar todo esto juntos, para que esta elección se vuelva casi evidente, o al menos menos complicada. Entre hacerme un pan crujiente o una tortita salada, te doy las claves para que nunca más te equivoques con la harina (sí, sí, pasa, te lo prometo).

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A lo largo del texto, espera pequeñas listas, anécdotas y consejos basados en mis pruebas, a veces exitosas, a veces no tanto. Después de todo, la cocina también es un poco improvisación, ¿no? ¡Vamos, nos sumergimos!

descubre cómo elegir entre harina de cereales o de legumbres para realzar tus recetas. consejos, ventajas y usos según tus necesidades culinarias.

¿Qué harina de cereales usar según tus recetas?

Entonces, la harina de trigo, ¿todos la conocen, verdad? Es súper versátil, ideal para pan, pasteles e incluso salsas. Yo suelo usar harina integral porque me gusta el sabor un poco rústico, aunque te admito que no siempre funciona para pasteles ligeros.

El alforfón, para mí, es mi pequeño toque bretón para las tortitas saladas. Destaca, da un sabor fuerte, a veces un poco terroso, pero que despierta las papilas. Otra ventaja importante: es sin gluten, por lo que es muy práctico para personas intolerantes.

  • Harina de trigo: proteína media, ideal para la mayoría de los pasteles.
  • Harina integral de trigo: más rica en fibras y nutrientes, sabor más intenso.
  • Harina de alforfón: perfecta para recetas sin gluten, sabor fuerte.
  • Harina de maíz: da un color bonito y una textura crujiente.

Ventajas nutricionales de las harinas de cereales

En cuanto a nutrición, he aprendido que estas harinas proporcionan energía gracias a los carbohidratos (alrededor de 60 g por 100 g), y una buena cantidad de fibras (¡es claramente lo que busco para la digestión!). La harina integral de trigo, por ejemplo, tiene alrededor de 13 g de fibra por 100 g, lo que supera ampliamente a la harina blanca. Me doy cuenta de que eso cambia la textura y el sabor, por supuesto.

Las proteínas no se quedan atrás, con aproximadamente 11 g por 100 g en la harina de trigo. No está mal, pero es un poco menos que en algunas harinas de legumbres, de las que hablaremos justo después. En cuanto a la energía, se alcanzan las 300 kcal por 100 g, lo que es bastante clásico pero hay que tenerlo en cuenta cuando se hace pan en casa.

  • Riqueza en fibras: mejor tránsito, sensación de saciedad más prolongada.
  • Proteínas: aportan volumen a las masas y panes.
  • Carbohidratos: energía para el cuerpo, bueno para deportistas.

Harinas de legumbres, un valor saludable para tus platos

Aquí nos aventuramos en un terreno menos conocido, pero muy interesante. La harina de garbanzo, en particular, es una verdadera revelación. La uso a menudo en mis crepes saladas, a veces en panes planos. Aporta un sabor un poco a nuez, un poco terroso, ¡me encanta!

Y claro, es una bomba en proteínas: con 11.6 g por 100 g, rivaliza con la harina de trigo, pero con mucho más fibra (13.2 g). Eso cambia las cosas cuando quieres comer más sano sin dejar de lado el placer.

  • Harina de garbanzo: rica en proteínas y fibras, textura densa.
  • Harina de lenteja: ideal para platos salados, sabor potente.
  • Harina de judía mung: menos común, original para cocción al vapor.

¿Cómo integrar las harinas de legumbres a tus recetas?

Yo suelo empezar reemplazando entre el 20 y 30 % de la harina de trigo en mis recetas por una harina de legumbre. ¿Resultado? Mejor consistencia, un toque extra de sabor y, francamente, una facilidad nutritiva que antes no sospechaba.

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Una cosa que he notado: estas harinas a veces requieren un poco más de agua, un poco más de paciencia para que la masa tome cuerpo. Pero nada insuperable, y vale mucho la pena. Así que puedes divertirte mezclando harinas, por eso la cocina es un poco la vida: intento, error, mejora.

  • Reemplazar parcialmente la harina de trigo para un equilibrio sabroso.
  • Adaptar la cantidad de agua para evitar una masa demasiado seca.
  • Probar en recetas simples: tortitas, pancakes, panes planos.

Un último detalle: estas harinas son perfectas para quienes quieren limitar el gluten o buscar más saciedad. Bueno, es un consejo, ¡después haz como quieras, eh!


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