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Crema quemada casera: ese pequeño postre que siempre encanta
Entonces, la crema quemada es como ese postre que siempre causa efecto, ¿no? Me encanta ese momento en que se rompe la capa de caramelo con la cucharita, es una verdadera felicidad. Bueno, hay que admitir que la primera vez pensé que era complicado, pero en realidad, para nada.
Lo que realmente importa es dosificar bien los ingredientes y no apresurarse con la cocción. A mí me gusta cocinarla al baño María, así se evita el desastre. Y el azúcar quemado… con un soplete, es mágico, aunque admito que a veces me he quemado los dedos queriendo ir muy rápido.
Sinceramente, también es un postre perfecto para impresionar sin ser un experto en repostería. Los invitados siempre piensan que es complicado y cuando se los sirvo, quedan asombrados. La receta tradicional requiere un poco de atención, pero nada inalcanzable, especialmente cuando sabes cómo evitar las burbujas antiestéticas.
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Si me preguntan cómo lo hago, les diré: tómense su tiempo, prefieran un azúcar un poco moreno para caramelizar y no batan muy fuerte para evitar las burbujas. En fin, vamos a desglosar todo eso juntos, verán que está hecho para compartir.
Ingredientes indispensables para lograr tu crema quemada
- 4 yemas de huevo: no se necesitan las claras, ¡esas no se tiran!
- 40 cl de crema líquida entera, para sentir bien la riqueza del postre
- 10 cl de leche entera (aquí a menudo la mezclo con la crema, queda más ligera)
- 100 g de azúcar: generalmente lo reduzco a la mitad, sigue siendo dulce sin exceso
- 1 vaina de vainilla: para abrir y raspar y obtener un aroma que llena toda la cocina
- un poco de azúcar moreno (azúcar mascabado o de caña) para la caramelización final
Utensilios para no fallar la crema quemada
- Ramequines bien resistentes, no muy grandes
- Un soplete de cocina para el caramelo o una bandeja de horno bien caliente
- Una fuente grande para baño María (la cocina te lo agradecerá si no olvidas esto)
- Un batidor no muy eléctrico, para no incorporar demasiado aire
- Una cazuela para calentar la crema y la leche suavemente
Pasos claves para una crema quemada cremosa e irresistible
Ok, empezamos suave. Primero me gusta calentar la crema con la leche en una cazuela. Cuidado, tiene que hervir suave, no como loca. Mientras tanto, bato las yemas y el azúcar juntos, despacio, para que blanqueen un poco.
Algo que entendí recientemente es verter la mezcla caliente de crema y leche lentamente sobre las yemas, removiendo sin batir a fondo. Si no, ¡hola burbujas! Ese es siempre mi momento de frenar la emoción para no arruinar la textura.
Después, lo vierto todo en los ramequines y listo, al horno, al baño María. Lo pongo a unos 150-160°C (menos fuerte de lo que creía al inicio, tranquilos) y dejo cocer entre 35 y 45 minutos. Ahí hay que ser paciente, es un poco largo pero vale la pena.
Una vez fuera, la crema está cuajada pero aún temblorosa en el centro, perfecto. La dejo enfriar en la nevera al menos dos horas, o incluso toda la noche, ahí el sabor se densifica y la textura se vuelve mágica.
Pequeños secretos para una caramelización perfecta
- Usar un soplete: es más seguro, controlamos la velocidad y el calor
- Si no, poner bajo el grill, pero entonces hay que vigilar bien porque se quema rápido
- Azúcar moreno en capa fina para un caramelo que cruje bien y no demasiado grueso
- Dejar reposar unos minutos antes de degustar, el caramelo se endurece suavemente
Errores frecuentes y cómo evitarlos en tu crema quemada
¡Ay, la crema quemada con burbujas, qué fastidio! ¿La causa? Batir demasiado o poner la crema demasiado caliente de golpe. Te aseguro que arruina un poco la magia. Así que se mezcla con calma y se evitan las burbujas grandes, aunque tengas ganas de ir rápido.
Lo que probé es reducir un poco el azúcar en la mezcla, da un sabor más sutil, menos empalagoso. Y sobre todo, no un horno muy fuerte, porque la crema hace una piel rara antes de cocinarse bien. En fin, paciencia, vale la pena.
Último consejo, si no tienes soplete, no te preocupes. Una rejilla caliente, un ojo encima y listo, casi funciona igual. He fallado unos intentos, pero ahora va rodado. Solo hay que vigilar como la leche en el fuego, nada más.
Al final, ¿por qué todos caemos rendidos ante esta golosina?
Creo que la crema quemada es un postre que sabe hacerse desear. Su textura suave y su caramelo crujiente, es una combinación ganadora. A mí me encanta sacarla cuando están los amigos, siempre es un éxito total.
Podemos pensar que es un poco complicado, pero sinceramente, si sigues los pasos sin estrés, sale sola. Y es un postre que te hace sentir chef pastelero, incluso con técnicas bastante simples.
Además, me gusta variar, a veces añado un poco de naranja o café en la crema. Pero aviso, hay que probar con cuidado, porque cambia mucho el equilibrio. Yo suelo ser fiel a la vainilla clásica, es como un abrazo, reconfortante.
¿Se puede preparar la crema quemada con anticipación?
Sí, puedes preparar la crema quemada el día anterior y guardarla en el refrigerador. La caramelización del azúcar se hace justo antes de servir para mantener el crujiente.
¿Se debe usar crema entera o reducida en grasa?
Para una textura rica y cremosa, se recomienda la crema entera. La crema reducida en grasa puede alterar la consistencia final del postre.
¿Cómo evitar que la crema quemada quede demasiado dulce?
Puedes reducir la cantidad de azúcar en la crema. También usa azúcar moreno para la caramelización, es más suave y menos agresivo en el paladar.
¿Se puede reemplazar la vainilla por otro sabor?
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Sí, puedes aromatizar tu crema con café, lavanda o incluso la piel de un cítrico. Ten cuidado de dosificar bien para no enmascarar la textura delicada.
¿Cuál es el secreto para una caramelización perfecta?
La clave es una capa fina y homogénea de azúcar además del uso de un soplete para un control preciso. Bajo el grill también funciona, pero hay que vigilar de cerca.