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Ah, el pollo asado… es un clásico, pero les juro que cada vez es casi como una pequeña fiesta en casa. Me encanta ese momento en que el horno llena la cocina con ese olor cálido y tan reconfortante, y cuando las patatas están tiernas justo lo necesario en el jugo del pollo, es un deleite.
Les confieso que he probado muchas formas de hacerlo. A veces pongo hierbas, otras veces opto por la simplicidad. Pero la magia está realmente en los detalles: una buena pizca de sal sobre la piel, un pollo a temperatura ambiente antes de meterlo al horno, y luego… paciencia, porque vale la pena.
A veces olvido que el pollo se cocina mucho tiempo y me pregunto qué hacer mientras tanto. Consejo pro: una pequeña ensalada o un aperitivo sencillo ayuda a hacer la espera más llevadera. Les aseguro que no es complicado, solo un poco de amor para el ave y las patatas.
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Y si buscan un plato que reúna sin complicaciones, con este pollo asado y sus patatas fundentes, han llegado al lugar indicado. Les puedo decir que siempre es un éxito aquí y muy a menudo, ¡las sobras me salvan el día siguiente!
Los ingredientes indispensables para lograr un pollo asado y patatas fundentes perfectos
- Un pollo entero (1,5 a 2 kg, idealmente a temperatura ambiente)
- Patatas (grano pequeño preferentemente, alrededor de 800 g)
- Mantequilla (aproximadamente 50 g, cortada en trozos)
- Aceite de oliva (2 a 3 cucharadas)
- Dientes de ajo (3 a 4, a veces con piel para mantener su dulzura)
- Hierbas frescas (tomillo, romero, o incluso un ramo aromático según gustos)
- Sal y pimienta en cantidad generosa
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Bueno, esta es la base, pero me gusta añadir un trozo de limón dentro del pollo, da un aroma sutil sin que sea empalagoso.
La preparación paso a paso para un pollo asado crujiente y patatas fundentes
- Precalienta el horno a 210°C (termostato 7). He notado que esta temperatura da una piel bien crujiente sin deshidratar la carne.
- Sazona con sal y pimienta generosamente el interior y el exterior del pollo. Me gusta poner dientes de ajo y un limón cortado dentro, le da un aroma suave.
- Coloca trozos de mantequilla por toda la piel, eso es lo que hará que la corteza quede dorada y deliciosamente crujiente.
- Pon el pollo en una fuente y rodea con las patatas lavadas (no es necesario pelarlas, cuando son pequeñas se vuelven blandas así).
- Rocía las patatas con un poco de aceite de oliva, añade algunos dientes de ajo con piel y espolvorea con hierbas frescas.
- Hornea todo durante aproximadamente 1h15 a 1h30 según el tamaño del pollo, rociando varias veces el pollo y las patatas con el jugo durante la cocción. Sinceramente, ese momento es clave. Yo muchas veces olvido hacerlo, pero cambia todo.
- Deja reposar el pollo unos diez minutos después de sacarlo del horno. Eso permite que la carne mantenga su jugo, les prometo que verán la diferencia al cortarlo.
Utensilios útiles (pero no indispensables) para tu pollo asado perfecto
- Una fuente de horno suficientemente grande para que las patatas no estén amontonadas, la cocción será más homogénea.
- Un pincel para untar el pollo con mantequilla derretida, si eres un poco maniático.
- Un termómetro de cocina si tienes, a mí me da seguridad, la temperatura ideal es alrededor de 75°C en el centro.
- Una cuchara o cucharón pequeño para rociar con el jugo y listo.
Trucos personales para aún más sabor en tu pollo asado
- Sueldo guardar un viejo trozo de pan duro, que froto con ajo, rocío con aceite de oliva, añado un poco de sal, y luego relleno el pollo con ello — es mi toque secreto (a mis hijos les encanta).
- Variar las hierbas: estragón, salvia o incluso una mezcla picante si te gusta el toque picante.
- Recuerda rociar las patatas a mitad de cocción con un poco del jugo del pollo, eso les da ese lado fundente y dorado.
En resumen, es una receta que deja bastante libertad — y sinceramente, es un placer cocinar sin estrés.