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¡Ah, la chuleta de buey, ese trozo majestuoso que siempre causa sensación cuando se pone sobre la mesa! ¿Alguna vez te ha pasado que quieres impresionar sin complicarte durante horas? Yo sí. Y te aseguro que es posible con un método simple y eficaz en el horno. Déjame contarte cómo lo hago, a mi manera, sin pretender tener la receta mágica desde el principio.
Confieso que el secreto suele estar en la cocción, ese paso que puede convertir la carne de «demasiado dura» a «tierna y jugosa». La primera vez que intenté esta chuleta gruesa, la coloqué de pie en mi plato. ¡Sí, leíste bien, de pie! Eso permite una cocción bastante uniforme, ya verás, es un truco que tomé prestado y que ya no dejo.
Bueno, después, el tiempo de cocción, no nos engañemos, depende del grosor y de tu horno (el mío a veces es un poco caprichoso). Pero en general, se apunta a algo razonable alrededor de 8 a 10 minutos de cada lado si quieres que quede poco hecho, un poco más si no.
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Y aunque me digas «yo prefiero la sartén», ten en cuenta que el horno también es una manera súper simple de controlar el calor por todos lados, sin tener que hacer malabares para darle vuelta a la carne. Eso es para la pequeña introducción, ¿nos lanzamos a la receta?
Los ingredientes indispensables para una chuleta de buey al horno perfecta
- 1 chuleta de buey de aproximadamente 1,2 kg, con al menos 6 cm de grosor para ese truco de ponerla de pie en el horno
- Sal gruesa: no escatimo, ¡la sal es la base!
- Pimienta molida fresca, mejor que la pimienta molida industrial, en serio
- Aceite de oliva o mantequilla según tu ánimo (personalmente, me gusta la sutileza del aceite)
- Hierbas aromáticas: tomillo, romero, ahí tú decides, pero aportan ese plus de alma
Utensilios preferidos para este desafío carnívoro
- Una cacerola o una fuente para horno lo suficientemente grande y sólida para mantener la chuleta de pie
- Un pincel de cocina para untar ligeramente la carne con aceite
- Una pinza metálica más práctica para manipular que un tenedor (evitar para no pinchar)
- Un buen termómetro de cocina, si como yo, te gusta dominar la cocción a la perfección
Preparación casera paso a paso: cocción de la chuleta de buey al horno
Primero, saca tu chuleta del refrigerador una buena hora antes, para que esté a temperatura ambiente. Es un detalle que a menudo olvido, pero sinceramente cambia todo en la cocción. Luego, salaba generosamente la carne, a veces incluso desde la noche anterior, eso le da un sabor profundo.
Después, la unto con aceite de oliva por toda la superficie, eso ayuda a formar una buena costra. Luego, la coloco de pie en mi cacerola, con las hierbas alrededor (no queremos ahogarla, ¿eh?) y directo al horno precalentado a 220°C.
Al principio, va a calentar fuerte, escucharás la carne chisporrotear, es un sonido que alegra. 8 a 10 minutos más tarde, bajó un poco el horno a 180°C para una cocción más suave. Ahí puedes verificar con el termómetro: 50°C para poco hecha, 54-56°C para a punto, tú decides.
No es necesario darle la vuelta a esta bestia, el hecho de que esté de pie garantiza una cocción uniforme. Luego la dejo reposar fuera del horno al menos 10 minutos, y te juro, queda simplemente perfecta, tierna y jugosa.
Consejos y pequeños trucos caseros
- Si es realmente gruesa, mantenla bien recta, de lo contrario la cocción será más irregular.
- Usa un termómetro, te evita sorpresas desagradables al momento de servir.
- El reposo, crucial. Déjala tranquila después de cocinar, es cuando los jugos se reabsorben.
- No uses tenedor para pinchar la carne antes de cocinar, se escapan los jugos.
¿Por qué elegir la cocción de la chuleta de buey al horno? Consejos y ventajas
En realidad, este método en el horno es para mí el más simple si quieres un trozo grande cocido sin complicaciones. No necesitas darle la vuelta, ni una sartén enorme, un horno bien caliente hace todo el trabajo. Se ha convertido en mi plan B cuando no tengo tiempo para complicarme.
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El truco de ponerla de pie, ya mencionado, es un cambio total, la uniformidad que aporta simplifica mucho la vida. Y honestamente, es como un pequeño baile con el horno: hay que vigilar un poco, pero sin estrés.
Y si alguna vez tienes una barbacoa, a mí me gusta empezar con fuego fuerte para sellar y terminar en el horno tranquilo, pero bueno, eso es otra historia, te toca a ti.
Las ventajas en resumen
- Cocción uniforme gracias a la posición de pie
- Menos manipulaciones, por lo tanto menos riesgo de perder los jugos
- Control fácil con termómetro
- Sencillo para principiantes y eficaz para los más experimentados